Una Revolución Medioambiental En La Ciudad
La extensa urbanización de nuestras ciudades así como la digitalización y el uso exagerado de la tecnología nos está desconectando de la naturaleza, de la vida real e incluso de algunos de nuestros sentidos más básicos como las sensaciones táctiles. Muchos consumidores -al parecer- anhelan el poder reconectar con la naturaleza dentro de su propio microcosmos urbano por lo que diversas ciudades del orbe se han dado a la tarea de crear iniciativas que proponen un estilo de vida más saludable, sustentable y ecológico.
Cuando jugamos a las tragamonedas en línea contribuimos, de cierta forma, a reducir nuestra huella medioambiental al no asistir a los casinos tradicionales que por lo general consumen recursos al por mayor. Algunas ciudades del mundo ya están poniendo su 'granito de arena' y han creado ciertas medidas o 'iniciativas ecológicas' para contrarrestar algunos de los problemas a los que nos enfrentamos actualmente.
En muchos de los espacios urbanos de estas ciudades, tanto los residentes como las autoridades han puesto manos a la obra y han diseñado programas ecológicos que tienen por objeto incrementar la biodiversidad así como reducir las diversas huellas ecológicas causadas por la presencia humana y ralentizar de alguna manera el inminente avance del calentamiento global.
3 Escenarios De La 'Revolución Verde'
París, Singapur y la ciudad de Utrecht, son tres de los sitios que están llevando a cabo una auténtica revolución 'verde y 'medioambientalista' a escala global. Aquí vamos a analizar caso por caso:
El Caso de París
La ciudad luz, y una de las más densamente pobladas en toda europa, está a punto de abrir una huerta urbana elevada que será la más grande del mundo. En los límites de la capital francesa -en las instalaciones de la remodelada 'Paris Expo - Porte de Versailles'- la empresa Agripolis está a punto de inaugurar lo que será un espacio aclimatado 'a manera de granja' con la capacidad de proveer una tonelada de comida a la ciudad - por día.
Este escenario, que tiene un área de 14mil m², será el hogar de más de 30 tipos diferentes de plantas, frutas y vegetales que serán regados diariamente con agua de lluvia y alimentados con soluciones ricas en nutrientes. No se usará tierra ni tampoco pesticidas para las plantaciones y
sembradíos – eliminando la presencia de cualquier tipo de contaminantes y la siembra se llevará a cabo en columnas verticales de las manos de alrededor de unos 20 especialistas 'jardineros y granjeros de cultivos' que solo utilizarán métodos orgánicos.
Este método 'aeropónico' implica hacer un uso reducido del agua y permitirá que las plantas, frutas y verduras crezcan en un área relativamente pequeña.
Los visitantes podrán, a su vez, comprar los productos, o bien degustarlos en el restaurante que estará en la azotea y que tendrá una capacidad para 300 personas. Este lugar será administrado por la cadena 'Le Perchoir' que ya se encarga de la administración de otros restaurantes aéreos en la ciudad e invitará al público, tanto a probar la comida local, como también a contemplar una magnífica vista panorámica de la ciudad. Esta novedosa 'granja' también contará con recorridos educativos, talleres de siembra y cosecha y varios eventos con la novedad de que los ciudadanos de París podrán alquilar un espacio para sembrar sus propios alimentos – en un intento por reconectar a la gente con sus intintos básicos y acercarlos a la naturaleza en beneficio de todos.
La compañía Agripolis, por su parte, ya ha advertido que los sembradíos urbanos son una tendencia actual y que este no es el único proyecto pues se busca abrir más espacios en grandes centros urbanos con la visión de implementar (en lugares abandonados de las grandes ciudades) este tipo de iniciativas que pretenden suplantar los métodos tradicionales utilizados para la siembra y cosecha – y que ya de por si gastan muchos recursos y afectan al medio ambiente-- por estos nuevos sistemas con miras a reducir el impacto ecológico de nuestras sociedades.
Estos centros, se pretende, buscarán alcanzar metas de desarrollo sostenible a través de un modelo de producción dinámico y moderno y que contribuirá directamente en la alimentación de los residentes parisinos. Pascal Hardy, fundador de Agripolis, ha comentado que solo se emplearán productos de la más alta calidad y que hubieran sido obtenidos sin ningún tipo de manipulación y mediante ciclos normales y naturales.
Gracias al esfuerzo de la alcaldesa de París, Ann Hidalgo, es que estas iniciativas han visto la luz del día pues, desde que entró en funciones en 2014, ella prometió hacer a la ciudad de París “más verde y ecológica”. De la mano de la iniciativa 'Parisculteurs' el objetivo final es cubrir con plantas 100 hectáreas de las azoteas de la ciudad -así como muros y espacios urbanos- para finales de 2020. Asimismo, un tercio de estos espacios, serán destinados a la agricultura urbana.
Por lo pronto, el objetivo de reducir el impacto en la huella de carbono se cumplirá gracias a la posibilidad de proveer a toda la gente de París con alimentos localmente cosechados y sin la necesidad de importarlos -reduciendo de esta manera- los costos y perjuicios ecológicos que conlleva la práctica de la 'Importación de alimentos perecederos' en materia de transporte, logística, empaquetamiento, aduanas y aranceles, etc.
“Cualquier ciudadano de París podrá acercarse al sudoeste de la ciudad donde podrá conseguir de todo” – agrega Hardy – “Y los alimentos podrán ser surtidos en cajas ecológicas o a tiendas especializadas; así como a través de hoteles y expendios de comida con lo que se buscará, a su vez, una reducción en las llamadas 'millas por alimentos'”.
Este proyecto buscará incentivar a los ciudadanos a que cambien su régimen alimenticio y opten por nuevas opciones más ecológicas debido al impacto que tienen las dietas en el medio ambiente.
Se cree que este nuevo sistema de agricultura también dara pie a que las personas se acerquen a llevar una alimentación más balanceada y a intentar adoptar una dieta vegetariana o basada en plantas y vegetales, lo cual es un plus – tanto para el medioambiente al ayudar en la reducción de la huella medioambiental – como para el bienestar personal de cada quien.
Por su parte, la empresa Agripolis ya ha comunicado su misión para reducir la huella ecológica, al asegurar que la instalación de sus equipos se realiza en tejados, terrazas y superficies planas sin ningún tipo de obra que pudiera interferir con el medio ambiente o contaminar. Los techos se pueden adaptar sin necesidad de que estos sean muy elevados y sin hacer uso de impermeabilizantes o algún otro producto que pudiera dañar el medio ambiente.
Otras ciudades del mundo ya han implementado estos 'huertos urbanos'; tal es el caso de La Haya; Montreal, en Canadá; Shanghai, en China; y Detroit en los Estados Unidos pero, ciertamente, nada se compara con la próxima apertura de este centro ecológico en París, a un costado del Palacio de los Deportes de la ciudad más bella del mundo.
Se cree que este proyecto ayudará a reducir la huella ecológica mientras que los 'techos verdes' enviarán un mensaje de frescura así como una imagen ecológica de una ciudad que -hasta ahora- aunque ha sido famosa siempre por su belleza, también lo ha sido por su contaminación ambiental.
El Caso de Singapur
¡Singapur apuesta por lo 'verde' y propone un nuevo boom de muros, edificios y fachadas de este color! Esto no es de extrañarse ya que la isla, que cuenta con 5 millones de habitantes, tiene asimismo una gran pasión por las cosas naturales y el estilo de vida saludable.
Aunque este lugar es una de las áreas más urbanizadas del mundo (con una densidad de población de aproximadamente 8,000 habitantes por km²) aquí las administraciones públicas y el gobierno comparten la misma visión: ¡las áreas urbanas no tienen por qué verse mal, ni grises!
Singapur, por otro lado, es considerado un país extremo en cuanto a medidas del gobierno para con sus habitantes pero siempre busca sacar provecho de la situación; hay, por ejemplo, una ley que obliga a reemplazar cualquier área verde cuando algún edificio sea demolido.
La preocupación por el medio ambiente en Singapur es algo sin precedentes y los habitantes de este lugar son 'genuinos activistas ecológicos'. No por nada, se considera uno de los mejores sitios para vivir del planeta y es un lugar que cuenta con un alto índice de expectativa de vida entre sus habitantes.
El hecho de agregar plantas (incluso bosques) a los paisajes urbanos afecta de manera positiva a las personas y promueve una sensación de bienestar y relajación.
Este es el caso de Singapur que, bajo la 'Autoridad de Edificios y Construcciones', espera que para 2030, el 80% de los edificios singapurenses cuenten con el distintivo de certificación ecológica. El punto es que en Singapur se ha implementado una iniciativa para que no solo los hoteles, los centros comerciales, o las tiendas -inclusive-, sean los únicos que empleen el boom de las paredes verdes sino que se pretende que casas, condominios y complejos residenciales por igual, también se adhieran a este nuevo esquema.
Uno de los grandes retos de esta 'ciudad-país-isla' es la extrema densidad de población con la que cuenta. Debido a esto, pequeñas mejoras en cuanto a vivienda, transporte, viajes, turismo e interacción ciudadana podrían tener un gran impacto. Para ello, el gobierno de Singapur implementó un marco jurídico llamado LUSH (Landscaping for Urban Spaces and High-rises) que promueve el desarrollo de áreas verdes y ecológicas entre arquitectos, ingenieros y diseñadores urbanos para que incluyan plantas y naturaleza en sus proyectos. Todo esto ha contribuido enormemente a este 'boom verde' que está teniendo lugar.
Pero el problema, sin embargo, es que el país atrae a muchos nuevos residentes cada año y la densidad de población incrementa por consecuencia sin poder llegar a resolver el problema por completo. Desde su independencia, en 1965, las autoridades de Singapur han entendido esto y una gran remodelación de la ciudad tuvo efecto. El gobierno en Singapur siempre ha sabido que es un nicho con mucho atractivo turístico por sus paisajes urbanos y han sabido balancear eso con una constante remodelación de la ciudad. Hoy por hoy, la ciudad entera está diseñada como si fuera un jardín gigante; el aeropuerto, por su parte, cuenta con su propio bosque dentro de las terminales y, en cuanto a las carreteras, todas estan flanqueadas por hermosas palmeras. Y es que Singapur siempre ha dado la sensación de ser un “paraíso tropical”.
El reciente 'boom verde' se debe, en parte, a la introducción de sistemas de áreas verdes verticales (VGS's) y que han sido aplicados en fachadas de gran altura (High-rise) -como los rascacielos de la ciudad- por diversos arquitectos y urbanistas con el fin de encontrar una cierta 'mantenibilidad'.
Para ello se realizó un estudio de cómo podrían ser aplicados estos nuevos sistemas de construcción de áreas verdes y cómo crecerían naturalmente en regiones tropicales, donde el clima ayuda para la sostenibilidad de este tipo de estructuras.
Por otra parte, también hay que mencionar dos aspectos fundamentales. Uno es el medioambiental pues un 'boom verde' o “ecológico”, seguro sentará las bases para que otras ciudades, países o regiones sigan el ejemplo y se pueda reducir exitosamente nuestro impacto ecológico; tal es el caso -por ejemplo- de la llamada “huella de carbono”, misma que las plantas se encargan de contrarrestar al desintoxicar el aire de contaminantes dañinos y al reducir efectivamente el nivel de dióxido de carbono.
Por otra parte, existe el llamado 'efecto biofílico' que se produce cuando la gente está en contacto con la naturaleza y se fundamenta en ser la atracción innata que tiene el ser humano por estar en
contacto con las cosas naturales. Gracias a ello, se han encontrado diversos beneficios como un aumento en el bienestar personal o como que la gente que trabaja en ambientes más “naturales” es, por lo general, más productiva y presenta mejor humor que aquellos rodeados por elementos artificiales. Esto en Singapur es bien sabido pues la gente suele encontrar tiempo para ejercitarse dentro de sus apretados horarios y la cotidianidad de su 'día-a-día'.
El Caso de Utrecht
Toda una 'revolución verde' está teniendo lugar en algunos países europeos no es la excepción. La ciudad de Utrecht, la cuarta más grande del país, ha decidido convertir sus paradas de autobús en paradas para las abejas. Según los informes, unas 358 especies de abeja viven en los Países Bajos; desafortunadamente, casi la mitad están en peligro de extinción así que las autoridades gubernamentales han decidido implementar una solución que incluye transformar las paradas de autobús de la ciudad en santuarios ecológicos que permitan, tanto a abejas como a abejorros, ser atraídos a estas colonias naturales y poder cohabitar en ellas.
El consejo de la ciudad ya ha advertido que se pretende cubrir las estaciones (o paradas) con pasto y flores silvestres en los techos y que esto eficientemente -además de atraer a los insectos polinizadores- también ayudará a eliminar el polvo que hay en el ambiente y almacenará agua de lluvia para causar un efecto refrigerante, sobretodo durante los calurosos meses de verano.
A los habitantes de la ciudad también se les ha invitado a transformar o remodelar los techos de sus propias casas y viviendas y convertirlos en techos 'verdes' con la finalidad de incrementar las áreas verdes de una ciudad que, tradicionalmente, se considera bastante urbanizada. El gobierno -por su parte- ofrece generosos subsidios a quien se sume a la tarea.
La iniciativa ha sido todo un éxito a nivel local y se espera que más ciudades holandesas se unan a este proyecto a mediano y largo plazo. La creación de este tipo de proyectos también ha contribuido a ayudar a los ecosistemas de la región al proteger a estas especies.
Estos techos verdes ayudan a atraer a las abejas para que formen poblaciones pero, no es todo, también se han implementado mejoras en cuanto a los vehículos de transporte pues ya se encuentran operativos 10 autobuses eléctricos y para 2028, el consejo de la ciudad ha dicho que esperan que solo se haga uso de autobuses libres de Co2. De esta forma se planea incentivar a la población a emplear métodos de transporte más ecológicos y ya se habla de los autobuses y vehículos que se manejan solos. La electricidad necesaria para que funcionen estos vehículos será provista a partir de los molinos de viento holandeses haciendo –de tal forma-- un modelo de sustentabilidad sin precedentes.
Por otro lado, las autoridades -en un esfuerzo para disminuir el consumo energético- también están planeando implementar páneles solares en los techos de las paradas.
Esta serie de medidas no solo buscan reducir el impacto medioambiental de una sociedad consumidora sino que también están destinadas a tener una proyección a mediano plazo para poder enfrentar los problema a los que se enfrenta la humanidad gracias a la industrialización, tales como los 'cambios medioambientales' o el 'calentamiento global'.
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