Ir a la moda, otra forma de matar al planeta
Fuente: Pixabay Por exagerado que parezca, ese conjunto que cuelga de tu armario y que has comprado hace poco es otro de los muchos clavos que la humanidad está poniendo al ataúd de nuestro planeta. El motivo está en la conocida como fast fashion o moda rápida, una corriente de consumo ante la que ya se levantan numerosos grupos de conciencia ecológica.
¿Qué es lo que define a la moda rápida?
Antes de entrar de lleno en sus características, hay que explicar que la moda rápida es casi toda la que te rodea. Cuando vas a un centro comercial y compras en tiendas de grandes marcas como Zara, Primark o H&M estás consumiendo directamente fast fashion, por lo que es muy complicado escapar de las garras de esta industria. Una de las claves para entender en qué consiste esta moda se encuentra en su facilidad para ofrecer bajos precios. Su ropa es mucho más barata que la de otras tiendas, por lo que el consumidor se siente tentado de comprar en ellas, aunque su mala calidad es una trampa insalvable. Si un modelo de moda rápida te parece barato, piensa cuántos vas a tener que comprar a largo plazo y entenderás la cantidad de dinero que desembolsarás. Puestos a gastar dinero, mejor hacerlo para ver una película en el cine o para divertirte con las máquinas tragamonedas de un casino, actividades amistosas con el medio ambiente y, además, mucho más rentables. Unido a todo ello, la fast fashion se define perfectamente por la baja calidad de las prendas y, por lo tanto, por su escasa vida útil. En pocas semanas, las camisetas o los pantalones que has comprado en una de estas tiendas comenzará a romperse, lo que te obligará a comprar de nuevo en un círculo incesante de consumismo que a la larga te hará gastar más dinero del que puedes llegar a pensar.
¿Qué consecuencias tiene comprar fast fashion?
Fuente: Pixabay La principal es el agotamiento de los recursos y la explotación del medio ambiente. Estas prendas requieren amplios cultivos de algodón que invaden zonas naturales de alto valor acabando con ellas. Además, la moda derrocha agua, ya que para producir un kilo de algodón se necesita la misma cantidad que consumiría un humano en 10 años. Para hacernos una idea sobre la situación, la ONU ya ha catalogado a la moda rápida como causa de una emergencia medioambiental, y es que esta industria se ha convertido en la segunda más contaminante del mundo con el perjuicio que ello genera para todos. Por otro lado, los trabajadores de la industria son los grandes perjudicados. En muchos casos estamos hablando de niños que trabajan más de 10 horas al día por sueldos inconcebiblemente bajos y en condiciones lamentables, algo que ha alertado a muchos grupos de consumidores.
¿Se puede hacer algo como consumidor contra la fast fashion?
La verdad es que sí y, además, cada vez hay más iniciativas al respecto. Una de las más eficaces es empezar a comprar ropa que tenga una calidad garantizada. Por poner un ejemplo, si un abrigo te dura diez años en lugar de uno, habrás conseguido reducir los residuos generados por la industria y el consumo de recursos. También deberías empezar a buscar información sobre las firmas de moda que te interesen y asegurarte de que tienen compromisos éticos acerca del trato dado a sus empleados y proveedores. Otra opción es buscar prendas tejidas con fibras obtenidas de cultivos sostenibles y, a ser posible, que sean de proximidad, una combinación que te hará ayudar a la madre naturaleza sin que tengas que renunciar a tu estilo personal.